jueves, 28 de noviembre de 2013

RECUERDOS NARANJAS. Maratón de San Sebastián 2013

El día comienza de noche, como de costumbre en estas fechas, nervioso perdido, sin haber dormido más que lo justo pensando que me voy a quedar dormido. En los días previos todo ha ido bien y no quiero estropearlo llegando tarde a la salida del maratón (recuerdo a Jordi y Domin en la cola del ropero del maratón de Madrid).
Como es costumbre sigo el ritual establecido. Mismo desayuno, vestirse, repaso de material necesario y emprendo viaje hacía lo que se antoja poco agradable, el frío.
Al llegar a la zona de aparcamiento observo a la gente desfilar cargada con bolsas y muy arropados. La verdad es que el frío es bastante frío. En este momento es cuando toca decidir y me decido por la clásica elástica y poco más. Con mis tirantes y mis Huggies (así es como lo llama Antonio) me dirijo a la salida, tengo que llegar pronto no vaya a ser que... (Pedro y Carlos ya estarán allí, ellos siempre son los primeros).
Busco refugio en un velódromo próximo habilitado para el evento. Allí puedo utilizar los sentidos para saber lo que está pasando: veo nervios, amigos que se saludan (y yo no tengo con quien), concentración, huelo las cremas y el miedo del qué pasará, oigo zapatillas golpear el suelo con ansia y otras con recelo, se saborean las últimas barritas y se preparan los geles que después serán consumidos y se puede tocar la tensión de una prueba que llevamos mucho tiempo preparando, seguramente que aproximadamente cuatro meses, para que las cosas salgan medio bien.
Se acerca la hora y la salida está a la vista, es el momento de calentar y mover un poco el cuerpo que se está petrificando. Nos colocamos en los cajones de salida, tensa espera, y a correr. Algunos llegan apurados (son los que salen a y 5, los David y Ángel del maratón)
Los primeros kilómetros se hacen difíciles pues estamos mezclados tres pruebas y el volumen de corredores es importante. Empiezo a darme cuenta de la carrera en el primer paso de Anoeta, es el km. 6 y ya parece que nos vamos colocando. Esta vez me dejé llevar por la marea (como se nota lo de correr en grupo, es más fácil). 
Comienza la segunda vuelta y el ritmo es bueno, comienzo a adelantar a bastantes corredores que salen fuerte los primeros kms. y van dejándose caer. Ahora comienza la verdadera, y la que debería ser la única, batalla contra el reloj. El tiempo es la condena del hombre moderno. Nunca tenemos tiempo para nada, siempre vamos corriendo de un lado para otro sin parar a disfrutar de las cosas que de verdad nos deberían importar. Si el día tuviera más horas las seguiríamos ocupando con cosas que no nos llenan, obligaciones, estrés... Llegado el km.10 el tiempo no es excepcional pero tengo el ritmo y las ganas (aquí me acuerdo de Javi, si total no vamos a hacer nada).
Es el momento de buscar el arrope de algún grupo que vaya a un tiempo fijo. Repesco a algún corredor y lo acerco a los grupos pero yo me siento bien y continúo la escalada. Alguno de los repescados continuará haciendo carrera conmigo y haciendo que los kms. pasen más rápido y distraídos (charla por aquí y por allá como los sábados).
Van cayendo los kms. y no noto cansancio alguno. Hemos pasado lo peor, la parte después de la Playa de la Concha es lo más desolador y con ligera pendiente hacia arriba. Toca volver hacia el estadio realizando el paso del medio maratón. No es malo, dentro de lo esperado. Los ritmos siguen siendo fuertes y no puedo creerme mis sensaciones. Aguantamos el ritmo pensando que quedan las batallas más importantes por realizar.
En algunos momentos la carrera se cruza y podemos disfrutar del paso de los mejores (recuerdo a Alex y su maestría y a Pablo que nos tiene que dar muchas alegrías), también me acuerdo de los que van por detrás pero han tenido el valor de enfrentarse a su primer maratón, que tardarán el doble que el primero pero no les importará (en definitiva me acuerdo de tod@s aquellos que empiezan a correr sin saber lo que les depara, la locura total).
En este momento se nos une otro corredor que será el que nos marque un ritmo aún mejor de aquí en adelante, él está fuerte, viene de la montaña salmantina de entrenar con Heras. Conseguimos ir aumentando el ritmo paulatinamente haciendo que nos de por hablar y no contar los kms. Contamos recuerdos de historias pasadas. Por momentos siento que todo va demasiado bien, me da miedo pensar que vendrá, esto no es normal, pero marcha de maravilla. Es uno de esos momentos que todos deseamos tener. Cuando se corre como si no costara, como si las piernas y el cuerpo entrarán en perfecta sintonía, el equilibrio perfecto.
Ya estamos de nuevo en la playa y ahora viene lo peor. El camino al 35 es lo peor, algo de cuesta y mucha incertidumbre. Tomo un gel y algo de agua del tiempo (fría del congelador). En este momento le digo al compañero que él tiene más y me deja. En estos momentos es cuando peor lo paso al quedarme solo (recuerdo a Jordi mi fiel escudero cuando la tirada se hace más larga de lo normal y de los del grupo de la tarde cuando toca salir a pesar de los pesares a diario).Yo mantengo el ritmo, que a estas alturas no es poco, e incluso logro mejorar en el último parcial hasta el 40. Me da la sensación que esta vez he corrido con cabeza como lo hace Domingo habitualmente y que el reloj marca el gran trabajo que se ha realizado previamente.
Ahora solo queda terminar a lo campeón. Tiro fuerte sabiendo que quizá no me vuelva a encontrar así jamás. Es el momento, ahora o nunca. El tiempo va a ser bueno pero quiero que sea el mejor. Dos últimos kms. y pico en volandas.
Llego y se confirma el buen tiempo (a pesar del frío). Recojo la medalla y me giro para contemplar Anoeta y el gris cielo tras de mí. Es de esos momentos difíciles de olvidar. Único e irrepetible. De los que hacen que todo esto tenga cierto, aunque poco, sentido. Lo que justifica que esté aquí después de tantos zapatillazos contra el suelo.
Un paso lento me introduce en las entrañas del estadio y poco a poco ese mismo paso me vomita al exterior del estadio. Entre tanto observo las consecuencias de la carrera en otros compañeros y pienso lo bien que estoy, en algún momento hoy he sido "verso" (ver vídeo).
Recojo mi mejor premio el abrazo de los que te quieren, mejor que cualquier barra energética, es la "Family Bar", reconstituyente como pocos. Ahora toca disfrutar del premio de la victoria al gigante maratón con unos pintxos reconfortantes. Esto es el principio de la siguiente aventura.
Siento el retraso pero ahora lo he redactado desde la reflexión y la recuperación para poder evaluar lo bien que fue todo. Esto es solo la versión corta de esta historia. También he estado dando ese tiempo robado a aquellos que más lo requerían, los que nos arropan en los momentos difíciles, con los que nos enfadamos cuando no rodamos como queremos, ni las series son tan rápidas como antes. Esos que desde el silencio sufren nuestro mal humor cuando no salimos por algún motivo extraño, los que entienden que salimos pese a que llueva o pese a que estés de vacaciones, en fin para aquellos que entienden que para nosotros esto es importante. 
Quiero agradecer mi éxito a las lesiones que se han mantenido al margen y no han tenido nada que decir en todo este proceso. 
Sobre todo agradecérselo a todo el grupo (también vuestras muestras de apoyo tanto antes como después) por hacer que hoy pueda estar escribiendo esto cuando estuve a punto de colgar mis zapatillas por la desidia.
Simplemente cada día me enseñáis y me hacéis mejor. GRACIAS.



3 comentarios:

  1. Una crónica fantástica, me alegro mucho por ti que hayas hecho ese tiempazo y muchas gracias por acordate de todos nosotros. Eso si, vas a tener que correr una de 100kms para poder tener tiempo de acordarte de todos porque ahora somos muchos.

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  2. GRANDE JUAN GRANDE.

    Fantástico maratón, y la crónica no le queda a la zaga. Has hecho que por unos instantes haya participado de ese maratón contigo. Eres un magnífico corredor, de eso no cabe ninguna duda, no solo por los tiempazos que te marcas, al alcance de muy pocos corredores, sino por el tesón y la fuerza de voluntad que demuestras en cada entrenamiento y carrera.
    Mi mas sincera enhorabuena, es un orgullo tener compañeros como tú en el club, y mi enhorabuena también a tu familia por tenerte a su lado.
    Un abrazo.
    Alex.

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  3. Una cronica a la altura del cronista,fantastica y resumida en solo las emociones,sin tiempos y numeros,como se debe correr,ajustandonos a la carrera poco a poco.Muchas gracias por compartir tus sensaciones con todos nosotros,y sobre todo felicitarte por aqui ese tiempazo que has conseguido y que seguro que bajaras en proximas ediciones,sigue asi juan..
    un saludo

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