Medio maratón de Cuenca. Carrera encantada

El día comienza con niebla, lo que confiere ese aspecto misterioso al ambiente. El misterio no se hará esperar cuando después de coger el autobús que pone la organización aún queda un trozo por subir. La carrera se anuncia con desnivel positivo y es que empieza por encima de Cuenca, vamos en las nubes.
Sabiendo el desnivel inicial me coloco de los primeros en la salida a sabiendas que la gente empezará con alegría. Los 5 primeros kilómetros son bajada, pero no una bajada tendida, una gran bajada en la que cuesta ir a cierto ritmo sin tener que hacer esfuerzo para frenar.
En cuanto se acaba la cuesta y con las piernas flojas la carrera entra en caminos. Caminos en los que no caben dos corredores y con una cantidad de toboganes que hacían que todavía no fuera capaz de coger el ritmo en condiciones.
En este punto se cruza al otro lado del río y toca correr por el carril bici. Es aquí donde hacemos un grupo que llegará lejos en la carrera dando charla y ánimos entre todos. En esto que compartimos nuestros objetivos y próximos eventos volvemos a retomar el camino anterior de tierra. Es imposible marcar un ritmo pues todo el rato es sube y baja. Las piernas no encuentran su sitio, no es cómodo, parece más un entreno que una competición, me miran raro y creo que por momentos se van a parar. Las estoy volviendo locas.
A la salida de este camino rondamos el kilómetro 18 y todavía quedarán más sorpresas. Ahora toca correr por una pasarela de madera pegados al río y al salir y sin saber por donde ir nos mandan hacía una escalera (es aquí donde me da hasta la risa) ¡escaleras a falta de 1 kilómetro! Lo que faltaba.
Como veis no es una carrera fácil pero si muy entretenida y bien organizada. La carrera transcurre por la vereda del río, fuera de la ciudad, y no permite mucha afluencia de público excepto el final. Es bastante fría. La bolsa muy bien y la experiencia genial.
Clasificación aquí.